Diario de Occidente

Qué importa que la vida perezca si se salva la verdad

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10 Jul 0 Comment

El origen de esta película (I)


Comencé a escribir el guion de este proyecto en el año 2010. En los últimos años, acompañado por un equipo extraordinario, hemos trabajado en la producción de dicho guion.  Durante el presente invierno de 2016, si los dioses quieren y la adversidad nos ignora, daremos cumplida cuenta de este propósito, filmar en definitiva, una película.

El proceso de trabajar desde los márgenes de una supuesta industria cinematográfica conlleva efectos positivos. Entre ellos, la ingente avalancha de textos, notas, rectificaciones y comentarios que uno ha de ir acumulando y creando ante el numeroso público al que deberás presentar tu proyecto, en una suerte de eterno viacrucis.

Una buena manera de escribir este primer comentario en nuestro blog pasa por recopilar escritos que han ido apareciendo en los cajones, diseminados en infinidad de carpetas y documentos. Tal vez para asentar el lugar inicial desde el que partimos, y apuntar hacia dónde, con total inseguridad, nos dirigimos.

Así, escribía tras una primera versión estable y revisada del guion de Occidente, allá por el año 2012, lo siguiente:

“Este proyecto pretende ubicarse en la tradición de un cierto cine que ha desarrollado diferentes posibilidades expresivas, cercanas al ensayo en ocasiones, experimentales en cuanto a la estructura narrativa, y con vocación política desde el instante en que parece difícil justificar hoy en día su necesidad bajo la excusa ge­neral del entretenimiento o la mercancía.

Mediante distintos niveles de discurso –la historia de los personajes, la filmación de la tragedia “Áyax” llevada a cabo por el protagonista, las imágenes que este va recuperando en su deambular-, e intentado ser fiel con aquello que el cine aún puede ser –una forma de conocimiento-, pretendemos llevar a cabo un proyecto en la tradición del cine que reclama su lugar frente a las grandes ofertas de consumo.”

Al poco tiempo, y bien aconsejado por personas de equilibrado criterio, por las alarmas que suscitaba en esto del cine tal vez un discurso excesivamente “complejo” o diría que “pedante”, según criterios… me intentaba centrar en ciertas intenciones esenciales:

“Occidente es un inten­to por hablar de Europa y del hombre que parece haber producido, pero sobre todo, de las imágenes que este Occidente produce. Es una película para ese espectador global del mundo, que muchas veces sin reconocerlo, se ve inmerso en una forma de comprender y mirar este mundo de un modo unilateral. Todos terminamos por ser es­pectadores de lo mismo, sin reparar en cómo se ha llegado a esa uniformidad, sin cuestionar desde nuestro propio lugar aquello que vemos, unas imágenes que son ofrecidas en su crudeza como consumo habitual de nuestras sobremesas, a través de los medios de comunicación que nos inundan constantemente, sin una reflexión –ni lugar ético- acerca de ellas.”

Seguíamos embarrancados, como puede enseguida reconocerse…

Ante las preguntas directas en una convocatoria de ayudas en el año 2014 («¿de qué género es?», era la pregunta en cuestión del interesado), intentaba citar algunas referencias cinematográficas para defender mi proyecto (con la dificultad que entraña, no porque no las tengamos a mano, sino por la simplicidad en la que se acostumbra a caer):

“Creo que es una película que no puede ser encuadrada dentro de un “género” al uso. Indico que podría entenderse como “cine de autor”, sin intentar abusar de la fórmula ni resultar simple. Es una película que se mueve en algunos momentos en el terreno de la reflexión ética, política incluso, pero cuya trama podría encuadrarse dentro de la road-movie o incluso el cine negro. Pero no creo que se trate de un proyecto de “género”. Las referencias que me vienen a la cabeza, guardando las distancias y con respeto, podrían ser “Alphaville” (de J.L. Godard), “El poder de los sentimientos” (de A. Kluge), o incluso “La mirada de Ulises” (de T. Angelopoulos), por el personaje principal.” (cito textualmente)

Las maneras de contar esta película, ya más cercanas en el tiempo, pueden consultarse en la portada de esta web y también de forma sucinta en el dossier que podemos descargarnos de la misma. Creo que la maduración prolongada  (a nuestro pesar en ocasiones) favorece el asentamiento de las ideas y perfila lo que en un inicio es aún un bloque en bruto.

¿Qué falta a modo de presentación? Tal vez algo personal, en tiempos en que lo personal y lo vulgar se confunden. Encontré para esto una pequeña anotación perdida entre la cantidad enorme de notas que antes citaba y que han alumbrado este proyecto (mi hijo nació en el 2010, hecho que coincide con el inicio de la escritura del mismo):

“Tal vez he iniciado este guion ante un hecho claro que me cuesta reconocer: el nacimiento futuro de mi hijo. Ante esto, que sucederá en unos meses, creo que en el fondo intento devolver al cine lo que tanto me ha dado. Siento que un testigo tiene que ser pasado, so pena de ser juzgado de «desmesura» (en el original ponía hybris, era más joven y espero que el lector pueda excusarme), y este nacimiento me obliga, en la medida de lo posible, a continuar con lo que otros se han esforzado y esfuerzan en transmitir, a expresar una visión subjetiva de cómo debería ser el mundo, sin ánimo de imposición pero sí de posicionamiento, y a mantener el espíritu crítico en guardia, frente a aquello que inevitablemente nos agrede”.

Iré proponiendo en sucesivas entregas a modo de presentación, como decía, otros textos y notas que permitirán, valorados en su conjunto, tal vez arrojar algo de luz a lo que de entrada nace para ser contando en imágenes y sonidos, y no siempre desde la palabra.

Como puede comprobarse, el origen de algo no es solo «la historia que queremos contar», el motivo que queremos pintar, la idea primigenia impoluta y preclara… ni tan solo un algo concreto al inicio de una tarea, como habitualmente puede pensarse, sino el entramado de recuerdos, reflexiones y deseos que conforman a uno y que son el fundamento de nuestra formación como persona.

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